A modo de introducción me
gustaría comentarte que si estás leyendo esto es porque de alguna manera, los
naipes que se encuentran extendidos en el paño tienen algo que decirte. De otra
forma, estoy casi seguro que hubieses evadido esta pequeña distracción, que más
que acto adivinatorio conserva la pretensión desprendida de lo lúdico. Además
claro está, de un intento por preservar este instante irrepetible. De manera
que espero disfrutes al igual que yo, este pequeño capricho del azar, que a
través del tiempo y la distancia, nos permite reunirnos en torno a esta tirada
de la baraja. De ante mano me excuso si al mirar las cartas tienes una interpretación
diferente a la mía. Bastará entonces, con que lo guardes contigo como prenda de
este encuentro y le des el uso que mejor provecho te prodigue. En pocas
palabras, si estás acá, estás cartas son para ti.
En aras de aligerar nuestro
encuentro, he dispuesto la tirada de hoy en sólo tres zonas del paño. A mano
izquierda están las relacionadas con el momento actual. En el centro y un poco
más arriba he querido colocar las que representan las aspiraciones, tal vez como
expresión del deseo de alcanzar juntos algo diferente. Finalmente a mano
derecha están colocadas las tres cartas que contienen los consejos de la
baraja. Entonces, iniciemos.
A
mano izquierda. Representando nuestro momento actual se encuentran
el cuatro de bastos, el tres de copas y el rey de oros.
Curiosamente y aunque cualquiera
pueda pensar lo contrario, iniciar nuestra lectura con un número cuatro señala
de manera inequívoca que en medio de cualquier circunstancia, existe un tipo
particular de equilibrio que nos ha permitido navegar dentro de la situación.
El hecho de que este cuatro sea de bastos es sumamente significativo, porque
indica justamente que es cierto carácter creativo o intuitivo el que nos ha
permitido continuar adelante, sobre todo estando acompañado como está por el
tres de copas, que nos habla de explosiones emocionales, de sentimientos que se
disparan casi sin control en cualquier dirección. Amorosos o violentos, sin
distinción o más bien con tendencia hacia alguno de los extremos dependiendo de
su relación creativa o incluso sexual con el cuatro que le precede y organiza.
El rey de oros acá, completa claramente la idea, porque nos dice que la única
resolución posible al precario equilibrio anterior, se encuentra en ejercer dominio
sobre lo material en general. Lo cual podría ser una distribución concreta de recursos
o un cuidado muy vigilante de la salud. Y esto redunda invariablemente en el
disfrute del cuerpo como instrumento para transformar su entorno o generar los
cambios necesarios.
Al
centro y un poco elevado. Encontramos aquí lo que queremos y
están, el dos de espadas, el rey de bastos y el tres de oros.
A través del dos de espadas,
nuestros deseos se manifiestan primeramente por la necesidad de guardar
celosamente nuestras ideas. Prepararnos, acumular, juntar conocimientos, en
espera de la oportunidad adecuada para expresarlos o generar mejores relaciones
a futuro. Es la palabra como vínculo indisoluble e inmanente en cualquier forma
de relación interpersonal, que necesita ser cuidada. También por medio del rey
de bastos, aparece el deseo de obtener plenitud creativa. E interpretado en
relación al cuatro de bastos anterior, expresa nuestra necesidad de proyectar
ese equilibrio a un nivel superior de realización, desde el cual podamos
incidir intuitivamente en el mundo o quizás disfrutar plenamente de aquello que
en un primer momento sentimos que nos brindaba un equilibrio tal vez precario,
por su tensión con las emociones disparadas por el tres de copas. Más que poder
de decisión, se podría traducir en capacidad para el disfrute. Al tiempo que concluimos
nuestros tres deseos con el tres de oros, representando nuestras ganas de vivir
una explosión material, el surgimiento al fin de una visión expansiva de lo
material. En un sentido muy amplio, podríamos verlo como curarse, un estallido
de vida saludable y de abundancia sin control. Todo eso deseamos.
A
mano derecha. Lo que aconseja la baraja, aquí tenemos el
As de oros, seis de copas y dos de espadas.
Las cartas nos hablan con
propiedad ahora. El As representa la unidad en donde todo se funde, de donde
todo viene. Contiene la potencia total de su elemento y se expresa como un
inicio o la conjunción de todas las posibilidades. Nuestro mazo, a través del
As de oros nos incita a encontrar el origen de la salud, de lo frondoso, de lo
que crece y se puede compartir. Nos devuelve como una pregunta, la cuestión de si
sabemos que hay en nosotros capaz de crecer y producir cosas valiosas. Cosas
que se pueden compartir y percibir con los sentidos. El seis de copas es la
belleza del encuentro con nuestros sentimientos. Nos llama al sosiego, a la
solidaridad de las emociones, a dividirnos como él en números idénticos y a
darnos. A ser espejo y a vernos reflejados en el bienestar de los otros. A
encontrarnos y mostrar gratitud. Cerramos esta tirada muy acertadamente con el
dos de bastos. Simbólicamente llamando al recogimiento, a la constricción del
deseo, a la acumulación creativa. Nos hace una suerte de llamado a cuidar nuestra
capacidad intuitiva, quien sabe, quizás nos pide guardarnos al menos hasta que
llegue el carnaval.
Preciso unas pocas palabras
finales para agradecerte el haberme acompañado en este pequeño viaje. No creo poder distinguir si he acertado en algo o si al contrario, como es necesario, nos he permitido una pequeña rendija de escape para dibujar
juntos la posibilidad de un fugaz instante de ensueño. "¡Las sombras del
inconsciente destacan a menudo los resplandores de un mundo en donde el sueño
tiene mil placeres!" dice Bachelard, y afortunadamente, ya casi todos
estamos soñando.
Rafael Nieves
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