martes, 6 de febrero de 2018

BARAJA ESPAÑOLA Lectura del 06 de febrero 2018



A modo de introducción me gustaría comentarte que si estás leyendo esto es porque de alguna manera, los naipes que se encuentran extendidos en el paño tienen algo que decirte. De otra forma, estoy casi seguro que hubieses evadido esta pequeña distracción, que más que acto adivinatorio conserva la pretensión desprendida de lo lúdico. Además claro está, de un intento por preservar este instante irrepetible. De manera que espero disfrutes al igual que yo, este pequeño capricho del azar, que a través del tiempo y la distancia, nos permite reunirnos en torno a esta tirada de la baraja. De ante mano me excuso si al mirar las cartas tienes una interpretación diferente a la mía. Bastará entonces, con que lo guardes contigo como prenda de este encuentro y le des el uso que mejor provecho te prodigue. En pocas palabras, si estás acá, estás cartas son para ti.

En aras de aligerar nuestro encuentro, he dispuesto la tirada de hoy en sólo tres zonas del paño. A mano izquierda están las relacionadas con el momento actual. En el centro y un poco más arriba he querido colocar las que representan las aspiraciones, tal vez como expresión del deseo de alcanzar juntos algo diferente. Finalmente a mano derecha están colocadas las tres cartas que contienen los consejos de la baraja. Entonces, iniciemos.

A mano izquierda. Representando nuestro momento actual se encuentran el cuatro de bastos, el tres de copas y el rey de oros.

Curiosamente y aunque cualquiera pueda pensar lo contrario, iniciar nuestra lectura con un número cuatro señala de manera inequívoca que en medio de cualquier circunstancia, existe un tipo particular de equilibrio que nos ha permitido navegar dentro de la situación. El hecho de que este cuatro sea de bastos es sumamente significativo, porque indica justamente que es cierto carácter creativo o intuitivo el que nos ha permitido continuar adelante, sobre todo estando acompañado como está por el tres de copas, que nos habla de explosiones emocionales, de sentimientos que se disparan casi sin control en cualquier dirección. Amorosos o violentos, sin distinción o más bien con tendencia hacia alguno de los extremos dependiendo de su relación creativa o incluso sexual con el cuatro que le precede y organiza. El rey de oros acá, completa claramente la idea, porque nos dice que la única resolución posible al precario equilibrio anterior, se encuentra en ejercer dominio sobre lo material en general. Lo cual podría ser una distribución concreta de recursos o un cuidado muy vigilante de la salud. Y esto redunda invariablemente en el disfrute del cuerpo como instrumento para transformar su entorno o generar los cambios necesarios.

Al centro y un poco elevado. Encontramos aquí lo que queremos y están, el dos de espadas, el rey de bastos y el tres de oros.

A través del dos de espadas, nuestros deseos se manifiestan primeramente por la necesidad de guardar celosamente nuestras ideas. Prepararnos, acumular, juntar conocimientos, en espera de la oportunidad adecuada para expresarlos o generar mejores relaciones a futuro. Es la palabra como vínculo indisoluble e inmanente en cualquier forma de relación interpersonal, que necesita ser cuidada. También por medio del rey de bastos, aparece el deseo de obtener plenitud creativa. E interpretado en relación al cuatro de bastos anterior, expresa nuestra necesidad de proyectar ese equilibrio a un nivel superior de realización, desde el cual podamos incidir intuitivamente en el mundo o quizás disfrutar plenamente de aquello que en un primer momento sentimos que nos brindaba un equilibrio tal vez precario, por su tensión con las emociones disparadas por el tres de copas. Más que poder de decisión, se podría traducir en capacidad para el disfrute. Al tiempo que concluimos nuestros tres deseos con el tres de oros, representando nuestras ganas de vivir una explosión material, el surgimiento al fin de una visión expansiva de lo material. En un sentido muy amplio, podríamos verlo como curarse, un estallido de vida saludable y de abundancia sin control. Todo eso deseamos.

A mano derecha. Lo que aconseja la baraja, aquí tenemos el As de oros, seis de copas y dos de espadas.

Las cartas nos hablan con propiedad ahora. El As representa la unidad en donde todo se funde, de donde todo viene. Contiene la potencia total de su elemento y se expresa como un inicio o la conjunción de todas las posibilidades. Nuestro mazo, a través del As de oros nos incita a encontrar el origen de la salud, de lo frondoso, de lo que crece y se puede compartir. Nos devuelve como una pregunta, la cuestión de si sabemos que hay en nosotros capaz de crecer y producir cosas valiosas. Cosas que se pueden compartir y percibir con los sentidos. El seis de copas es la belleza del encuentro con nuestros sentimientos. Nos llama al sosiego, a la solidaridad de las emociones, a dividirnos como él en números idénticos y a darnos. A ser espejo y a vernos reflejados en el bienestar de los otros. A encontrarnos y mostrar gratitud. Cerramos esta tirada muy acertadamente con el dos de bastos. Simbólicamente llamando al recogimiento, a la constricción del deseo, a la acumulación creativa. Nos hace una suerte de llamado a cuidar nuestra capacidad intuitiva, quien sabe, quizás nos pide guardarnos al menos hasta que llegue el carnaval.

Preciso unas pocas palabras finales para agradecerte el haberme acompañado en este pequeño viaje. No creo poder distinguir si he acertado en algo o si al contrario, como es necesario, nos he permitido una pequeña rendija de escape para dibujar juntos la posibilidad de un fugaz instante de ensueño. "¡Las sombras del inconsciente destacan a menudo los resplandores de un mundo en donde el sueño tiene mil placeres!" dice Bachelard, y afortunadamente, ya casi todos estamos soñando.
Rafael Nieves

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