lunes, 27 de noviembre de 2017

Un artefacto mágico de excelente calidad


¿Por qué el Trabajo de Contacto?

Tengo al igual que todos, una cantidad enorme de formas de tocar. Algunas de las que más aprecio se manifiestan de manera espontánea, cuando logro encontrarme en las condiciones más adecuadas para hacerlo. Algunas otras, se encuentran irremediablemente ligadas con la posibilidad de decir algo. De transmitir alguna cosa. Así ni siquiera yo mismo me dé cuenta. Sin embargo existen unas cuantas para las cuales aún no tengo nombre, y que para cualquier personaje distraído como yo, ocurren como sin sentido. Incluso podríamos decir que pasan sin ganas. Esas formas de contacto son las que generalmente asocio a un nivel más salvaje de convivencia. Porque ya a estas alturas, es necesario admitir que más allá de donde termina cualquiera de mis formas de autosatisfacción (que tengo muchas) mi percepción táctil, es decir tocar, casi siempre me ocurre con los otros.

Decía sin embargo que esas formas de contacto innombradas se dan de manera espontánea o no, se perciben conscientemente o no, y son definitivamente necesarias nos guste o no. Por decirlo de alguna manera, existen por su cuenta. Así mismo. En nuestros cuerpos, que es igual que decir en nosotros. O lo que es mejor, entre nosotros. Generalmente dentro de sus usos posibles está el prevenir impactos, así como también son útiles para administrar en los demás nuestra presencia, o para medir distancias, e incluso se les podría atribuir una dimensión parecida a la geo-localización o a la eco-localización o a ese estilo tan nuestro de gritar un nombre al aire cuando se nos pierde de la vista un muchacho chiquito en medio de alguna muchedumbre, con la certeza de que un simple gruñido o respuesta monosilábica de su parte nos permitirá reconocer no sólo donde se encuentra, sino incluso su salud, estado de ánimo o si tiene hambre.

Entonces esta forma de tocar no necesariamente pensada, ni inevitablemente expresiva en sí misma, ni siquiera deseada, nos acerca a lo más rudimentario de nuestro extenso sistema de registro y relación con nuestro entorno. Como las hormigas y sus antenas. Pero podría, llegado el caso, constituirse como el punto de partida para cualquier otra forma de construcción que pretenda profundizar en el reconocimiento del contacto como forma expresiva. Ese toque casual que nos despierta del letargo de la percepción distraída. De la obviedad de los empujones y recuestes. La forma primigenia de enterarnos de la vida otra. Como ese momento de río fresco y cenagoso cuando pisaste una cosa babosa que salió huyendo, o el tacto frío del sapo escondido entre los corotos del maletero, e incluso esa supuesta piedra que sentiste en el zapato y que cuando fuiste a sacarla se alejó de ti a toda velocidad, despavorida, marrón y asquerosa. Vida que se manifiesta cuando se mueve y te sorprende, y que entre humanos cultivamos día a día sin permitirle demasiado crédito, porque que me va a aportar toda esa gente estorbosa en los ascensores, el transporte público o eligiendo verdura fresca en el mercado.

Siendo así, con el sólo hecho pensar en ello, ya está ocurriendo. Ha ocurrido siempre. Y de este momento a lo que sigue dependerá únicamente del que quiera tomarle el pulso, concederle algún valor. Sin necesidad de cambiar nada en nuestras formas, ni pedirle al mundo que se abra a nuestro encuentro. Sólo así, como ha venido pasando de siempre, desde que salimos a la vida por el túnel  o por la panza. Y desde ahí sin parar, como un artefacto mágico de excelente calidad haber seguido recibiendo continuamente sensaciones de temperatura, de peso, de textura, amables o no tanto, de placer, de dolor, ejercitando nuestro oficio no ya de comunicarnos, sino de adaptabilidad a nuestro entorno. Porque ¿es eso no? Saber sin saber que se sabe. Saber cómo ubicarnos, qué nos gusta o qué no, y también cómo nos gusta. Y a qué distancia, y que cantidad. Y qué quiénes. Así que no es para nada un comienzo preguntarse para qué trabajar el contacto, porque hace rato que lo sabemos, sólo que no hemos querido darle mucha importancia, no vaya a ser que nos pase como con la danza y nos termine gustando demasiado.

Rafael Nieves

domingo, 26 de noviembre de 2017

HACIA UNA DANZA PROPIA 10/10


La danza vista desde dentro

La danza, se constituye como un espacio confortable para el entendimiento de lo que somos. Se ofrece como un espacio amplio y claro desde el cual se hace posible ser. Sin decir palabra. Sin mayor esfuerzo que moverse. Habitada desde dentro va permitiéndonos reconocernos. Desde ahí se hace fácil mirar al otro, porque nos sentimos seguros. Subir un brazo, mover la pierna. Inclinar la cabeza. La danza nos permite ser, sin más.

Ahora estudiar danza puede ser la pesadilla más desquiciada del universo. Toparse con incapacidades dentro de uno mismo. Desconocerse, simplemente no lograr que el cuerpo, que es uno, haga lo que uno desea. Pero, ¿deseo realmente hacer eso? En algún momento llegamos a convencernos que movernos igual al otro es danzar. Y para algunos funciona. ¿Y los otros?

Construir la posibilidad de la danza, significa ir descubriendo mecanismos que nos ayuden a hacer danzar a los otros. Las vías para llegar a esto son infinitas y nosotros tenemos la opción de reflexionar acerca de la capacidad integradora que poseen ciertas estrategias y herramientas de formación. Cómo construir espacios para todos los cuerpos y potenciar al máximo sus posibilidades. Ser en la danza, es ser en el cuerpo que es uno.

Reflexionar desde la perspectiva del docente/creador/investigador sobre la necesidad de desarrollar documentos que expongan la sistematización y los alcances estéticos logrados por la danza en el país desde sus múltiples visiones, es una tarea pendiente que nos ayudaría a la construcción de esas opciones necesarias.

Durante tantos años de danza en el país, esas opciones seguramente ya fueron construidas, estas preguntas y sus posibles respuestas seguramente andan sueltas por los salones de danza, que no pudieron ser documentados o cuyos documentos no se difundieron o que no hemos tenido la suerte de saber. Por eso, es necesario que cada quien, se prepare para desarrollar Una Danza Propia.

Rafael Nieves
HACIA UNA DANZA PROPIA
Reflexiones en torno a la danza y los saberes marginales


jueves, 23 de noviembre de 2017

HACIA UNA DANZA PROPIA 9/10


Trabajo de contacto, el cuerpo a través del otro

Desprendiendo la idea de contacto de la improvisación como concepto. Trabajo de contacto enfoques. Que cada quién se haga la suya.

Otro concepto importante para la valoración y que en muchas ocasiones actúa de manera complementaria a la improvisación, es el concepto de trabajo de contacto. En este concepto se puede englobar todas aquellas construcciones físicas que implican el contacto físico directo entre los intérpretes en danza. Generalmente podría pensarse en cargadas, suspensiones, abrazos, manipulaciones, aladas, arrastradas, etc. Interacciones concretas que van desde agarrar al otro, hasta el estímulo a través del roce.

Se asume junto a la improvisación como técnica, porque se asocia a una vertiente concreta desarrollada en los años 60-70 llamada Improvisación de Contacto. Pero este no es el único enfoque. Representa en sí todo un universo a desarrollar y donde se privilegia la interacción entre intérpretes para la construcción de discursos físicos.

En el contexto de la Danza Moderna el trabajo entre parejas, asemejó lo que tradicionalmente ha sido propuesto desde la Danza Clásica como manifestación. La conformación de figuras y composiciones determina el uso de elementos por ejemplo como las cargadas. Por una circunstancia de fuerza, la relación dada entre el hombre y la mujer determina los roles, donde el hombre ejerce de base para sostener a la mujer casi siempre por encima de su cabeza y en una postura expresiva determinada. Así se maneja en el Ballet y con sus pequeñas variaciones se usa en la conocida Danza Moderna. Debemos recordar que el Ballet está pensado para ser ejecutado en grandes teatros y la distancia con el espectador amerita según esta visión particular, un mayor alcance de todas las expresiones que se manifiestan en la escena.

Con la Danza Contemporánea asistimos a la elaboración de obras con un carácter más íntimo, lo que implica teatros más pequeños e incluso el público muy cerca de los intérpretes. Esto de una u otra forma ayuda a relajar esta tensión con la necesidad de proyectar infinitamente el gesto. Por el contrario, la búsqueda de cierta veracidad también colabora. Por otro lado, la Danza Clásica está pensada para hacerse en puntas o media punta, en fin, es una danza que se realiza de pie. La Danza Contemporánea hace uso del piso y otros niveles de expresión para el cuerpo, lo que ha ocasionado que los creadores exploren las posibilidades de otro tipo de cargadas que responda a estos niveles. Acostados, agachados, en cuadrupedia, etc.

Con la aparición de la Improvisación de Contacto el rango de búsqueda de los creadores se amplía y se enfoca directamente en las relaciones a través del contacto. El contacto asociado al acto de improvisar se presenta como un juego de intercambio para elaborar a partir de la percepción del peso del otro y la búsqueda del centro. Cuando esta herramienta comienza a ser utilizada para "sacar material", aparecen entonces otras formas para enfocar las construcciones que se venían haciendo en la Danza Contemporánea, valorando principios que obedecen a esta percepción del eje y el intercambio de peso. Al ser una herramienta exploratoria, los roles varían constantemente. Ya no es uno sólo el que prueba a ponerse en equilibrio sobre el otro. El concepto de cargada no desaparece, pero adquiere matices como las suspensiones, equilibrios, manipulaciones y en general todas las posibilidades que brinda la creatividad y capacidad de búsqueda de los intérpretes.

Existe además un enfoque relacionado con la improvisación y el trabajo de contacto que surge de los estudios realizados y sistematizados por David Zambrano. Estas herramientas y conceptos asociados son conocidos como "Pasar a través" (Passing Through). Por sintetizarlo de alguna manera, esta técnica está pensada para desarrollar la sensibilidad del intérprete a partir de contacto, reciclando los estímulos concretos con la finalidad de abrir posibilidades de movimiento desde la percepción del entorno en general y de los otros intérpretes en lo específico.

Con este enfoque se valoriza el gesto del intérprete en función de la expresión, con el fin de lograr una capacidad perceptiva que le permita danzar en armonía con su entorno. David lo llama Danzar en Red y plantea que el intérprete hace parte de un todo que se expresa a través de él y que por medio del desarrollo de un estado de atención el improvisador puede nutrir constantemente su accionar. Esta herramienta ha sido redimensionada desde nuestra labor docente e interpretativa, y nos ha permitido establecer vínculos creadores en grupos sumamente heterogéneos. El uso complementario de estas técnicas es manejado por algunos creadores en la periferia para generar danza en distintos niveles y lograr promover su trabajo en espacios disímiles. Por su parte el maestro David Zambrano ha sido muy reservado con el uso que se le da a su trabajo, por esa razón nosotros decidimos que la mejor forma de implementarla es asumirla como parte del contexto donde nos desenvolvemos y esta información progresivamente se ha ido amalgamando y generando una visión que pensamos particularmente se corresponde con nuestras realidades. Hasta el momento desconocemos si ha documentado formalmente su sistematización, pero hace doce años en el metro de Bruselas al preguntarle si quería hacerlo, pensando en la posibilidad de multiplicar el alcance de su técnica, nos respondió que no, que cuando se muriera se la iba a llevar consigo y cerró diciendo: "¡Que cada quien se haga la suya!"
Rafael Nieves
HACIA UNA DANZA PROPIA
Reflexiones en torno a la danza y los saberes marginales


miércoles, 22 de noviembre de 2017

HACIA UNA DANZA PROPIA 8/10


La improvisación, una propuesta liberadora

Los poderes de la creación improvisada. Caracas Roja Laboratorio y los procesos periféricos de intercambios de saberes.

Dentro del entramado de saberes gestados en la Danza Contemporánea en Venezuela y las vertientes desarrolladas en la periferia, la improvisación ofrece un caudal muy variado de posibilidades. El presente ensayo pretende visibilizar la sistematización realizada desde las experiencias de Caracas Roja Laboratorio y otros espacios complementarios, que permitieron su desarrollo como posibilidad formativa y de creación para la danza.

Es importante resaltar que la subjetividad de estos saberes no está en duda y que al proponerlos como posibilidad formativa y de acercamiento a la creación, asumimos responsablemente el relato de nuestro hacer como referencia. Siendo una posibilidad relativa, en cuanto reconoce que convive con una infinidad de enfoques diversos, que de planteárselo podrían cohabitar armónicamente en espacios de sistematización, como lo han hecho en los espacios marginales de creación.

El enfoque de nuestro estudio ha estado referenciado por las búsquedas circunscritas por lo que se dio a conocer en el país con el nombre de Danza Postmoderna o Nueva Danza[i]. Es de acotar que estas tendencias al momento de nuestra formación, eran de práctica muy reciente en el país y su sistematización no era considerada adecuada del todo para la formación académica. Por lo cual se aprendía a través de talleres o procesos creativos de investigación.

Dentro de los saberes posibles para esta valoración individual, La Improvisación[ii], fue ganando importancia debido a su capacidad para potenciar la creatividad de los danzantes, su espíritu de búsqueda y capacidad de adaptación. Desde esta visión surge un personaje que no va a perder su oficio por no encontrarse involucrado directamente a una forma de asociación para la creación. La condición de improvisador, contiene la visión de intérprete-creador que hemos estado reseñando. Pero la improvisación no sólo se hizo funcional para llevar una vida solitaria de danza en libertad. Como herramienta, enriquece las capacidades de todos los individuos involucrados en el proceso creativo, independientemente del rol que se asuma ante el hecho. La exploración que es una de las facetas más productiva del proceso de creación en danza, se da generalmente por la vía de la improvisación. Pero también fue su postura ante el acto de creación lo que la hizo, una herramienta ideal para su desarrollo en la marginalidad, a la vez que dificultaba su acceso al centro. Es estimable que algunos docentes-creadores la insertaran en los procesos formativos académicos, pero siempre de forma parcial, es decir como complemento a una técnica reconocida formalmente, de manera que su incorporación ha sido lenta y progresiva. 

En el caso de la creación no ha sido así. El reconocimiento de los poderes de la creación improvisada fue casi inmediato, incluso antes de vislumbrar sus alcances. De manera que durante años ha sido incorporada a los procesos creativos desde diferentes ópticas y en distintos grados de comprensión. Planteando una contradicción que aún nos habita en el quehacer de la danza en el país. A través de las creaciones coreográficas nos lanzamos a una relativa desproporción de riesgo, incorporando elementos sumamente complejos y discursos abigarrados, pero en lo formativo asumimos actitudes sumamente conservadoras y obedecemos a patrones que muchas veces no se corresponden a nuestras realidades. Lo cual denota en algunos casos, muy poca profundidad y veracidad en las obras.

Pensemos en la improvisación vista como herramienta en la periferia. Tenemos un individuo que ya no necesita una estructura de compañía al estilo formal/tradicional para ser bailarín. Con la debida planificación puede buscar la información que más le interese para formarse o entrenarse y puede finalmente optar por participar en los proyectos que le permitan acceder a la danza y por qué no, organizar su propio proyecto con las herramientas que tiene a mano.

Visto de este modo la improvisación no es sólo una opción para el tratamiento y estudio del cuerpo en función de la expresión, sino también como una forma de acercamiento a la danza, desde la cual las capacidades, valores e identidades del individuo forman parte fundamental de sus posibilidades y la creación tiene múltiples maneras de expresarse en la relación consigo mismo y su entorno.

Para hacer una valoración concreta, partiré de mi formación en danza, que comenzó a la par de mi ingreso en el Instituto Universitario de Teatro - IUDET en el año 1992. En el marco de una materia llamada Expresión Corporal profesoras como Rocío Rovira[iii], Andreína Womutt[iv] y Angélica Escalona[v], decantaban saberes provenientes de la danza, como parte de la iniciación y desarrollo de un entrenamiento físico para la licenciatura en actuación. Cabe destacar que las maestras Angélica Escalona y Andreína Womutt, ejercían como bailarinas de Danza Contemporánea. Después de un período aproximado de 2 años, por recomendación de la maestra Womutt, me acerco al desaparecido Instituto Superior de Danza ubicado en Los Cortijos. Una vez ahí y luego de una breve entrevista con el maestro Luís Viana[vi], me inicio formalmente, en el desarrollo de mis capacidades para la danza.

Recuerdo felizmente una conversación sostenida con el maestro Viana en la cabina del Teatro Cadafe en diciembre de 1994, con motivo de las muestras de cierre de fin de año del Instituto Superior, en la cual, de modo sarcástico, recordó nuestra primera entrevista, donde yo había dicho con mucha seriedad, que quería hacer clases de Danza, pero "Sólo para entrenarme, porque a mí me gustaba era el teatro", a lo que él agregó en ese momento "Y aquí estás todavía".

Desde el segundo semestre del año 1993 había conseguido en el IUDET una beca trabajo como preparador, asistiendo a las profesoras de Expresión Corporal y entraba a todas las clases que daban en esta institución, hasta que una mañana la maestra Womutt me dijo: "que haces perdiendo tu tiempo, anda a Los Cortijos y hablas con Luis Viana, dices que te mando yo". Lo que al parecer se le olvidó un día de 1996, en el cual nos encontramos de nuevo y al contarle que dejaba mi trabajo en el Teatro Nacional Juvenil de Venezuela, para dedicarme a la Danza me respondió: "¡Tú sí que tienes bríos! ¡Empezar de nuevo!".

En el año 1994, el Instituto Superior de Danza era un hervidero de movimiento. El año anterior había ocurrido el último Festival de Danza Posmoderna y en los salones los profesores ensayaban, cual era la forma de implementar esos saberes en el contexto de la formación académica. Uno de los esfuerzos más memorables atesorado desde esos días, eran las clases dictadas por la bailarina y video-artista Lídice Abreu. En su clase tuve por primera vez un acercamiento a la improvisación y el trabajo de contacto. Ella había decidido dividir el tiempo de su entrenamiento en una barra de piso al estilo Martha Graham[vii] y luego nos hacía trabajar por pares explorando las posibilidades expresivas del contacto. Mi percepción como estudiante era que ella estaba asumiendo el riesgo de dedicarle tiempo formativo a la exploración, dándole prioridad por encima del resto de la información. Lo cual tenía mucho valor y podía no ser entendido por todos en el contexto. Es decir, dependiendo de lo que se esperaba de la Danza, ese tipo experiencias eran positivas o negativas.

Con la creación de Caracas Roja Laboratorio en el año 2000, inicio junto a Hilse León la búsqueda no sólo de una forma de expresar a través del cuerpo nuestra propia visión del mundo, sino también una comprensión acerca de cómo establecer procesos creativos asociados, cómo relacionarnos con otros intérpretes desde las particularidades y cómo darle continuidad a nuestra vida en la Danza.

Una de nuestras preocupaciones iniciales fue procurarnos un entrenamiento acorde a nuestras capacidades y necesidades expresivas. Por un lado, teníamos un caudal de información obtenida de haber participado en muchos y distintos procesos creativos y de entrenamiento. Por otro la necesidad de hablar cada vez más con propiedad desde nosotros. Así fue que ensamblamos algunas secuencias de ejercicios basados en la movilidad que nos interesaba. Tomando fundamentalmente ejercitaciones de piso y tratando de desestructurar la formalidad de la ejercitación de pie a partir de estos principios. El resultado eran clases muy dinámicas con unas estructuras muy claras, basadas en la información adquirida durante nuestra formación y ejercicio como bailarines. Por otro lado, cada vez que nos planteamos la realización de una obra, introducíamos temas físicos que queríamos desarrollar y profundizar. Entre los más recurrentes estaban la improvisación y el contacto, con la plena certeza que complementaban nuestros discursos y aportaba un carácter a nuestra fisicalidad individual.

En el año 2003 durante un festival organizado por Danzaluz en Maracaibo, asistimos a un taller con el maestro improvisador David Zambrano[viii]. Durante ese encuentro y después de asistir a una función nuestra, éste decidió invitarnos a participar en un proyecto de creación se llevaría a cabo en Europa. Hecho que se cumplió entre los meses de noviembre 2004 y enero 2005. Viajamos Hilse León, Isabel Story y mi persona. El proceso de exploración y creación se llevó a cabo entre los espacios del centro formativo PARTS[ix], en la ciudad de Bruselas y un estudio personal que el maestro Zambrano habilitó para el cierre del proceso en la ciudad de Ámsterdam. Las presentaciones del resultado de la investigación se llevaron a cabo en el Theater Frascati en Ámsterdam entre el viernes 13 y domingo 15 de enero del 2005 y en la localidad de Stad Gent, cerca de Bruselas, el miércoles 18 de enero del 2005 en el teatro Vooruit[x].

Sería posible ubicar la importancia de ese viaje, en el proceso de aprendizaje que significó realizar ejercitaciones de hasta cuatro horas seguidas, dos veces por días de lunes a viernes. Esto implicó convivir todo este tiempo con detalles y explicaciones acerca de ejercicios aplicados a la improvisación. Formas de acercamiento y exploración para la expresión. Todo esto desarrollado en un contexto colectivo pues el proyecto estaba conformado por catorce bailarines de diferentes partes del mundo. Muchas de las ideas desarrolladas durante este período, forman parte conceptual del acercamiento técnico que manejamos como agrupación y el enfoque y comprensión que tenemos del cuerpo para la expresión.

Una vez en Caracas esta visión nos ayudó a darle forma a una manera de comprender los procesos formativos, creativos y de organización que llevamos adelante. Citemos 2 ejemplos.

Desde el año 2004, me desempeñaba como docente en el Instituto Universitario de Teatro - IUDET, en el área de Expresión Corporal. La información que ya manejaba en mis clases se vio reforzada por mi experiencia en el citado proyecto. La improvisación y el trabajo de contacto se transformaron en herramientas útiles para el acercamiento de la comprensión de lo corporal expresivo a muchos actores en formación que tomaban mi clase. La experiencia fue de tanto impacto que logramos organizar, con la figura de materia electiva un grupo de improvisación que funcionaba dos tardes a la semana, al que llamamos Cátedra Libre del Movimiento Expresivo. Estuvo activo desde el año 2006 hasta que el IUDET pasó a formar parte de la Universidad Nacional Experimental de Las Artes - UNEARTE. Al principio estuvo compuesto solo por estudiantes de actuación, pero ya para el año 2007 previo acuerdo con el Instituto Universitario de Danza - IUDANZA y el Instituto Universitario de Artes Plásticas - Armando Reverón, se incorporaron estudiantes de danza y de artes plásticas interesados en la improvisación con forma de expresión y comprensión del cuerpo.

Por otro lado, en Caracas Roja Laboratorio sentimos la necesidad de establecer otra forma de asociación diferente al formato de compañía que veníamos manejando, que estuviera más asociado al concepto de intercambio y reconocimiento, específicamente en el área de la improvisación. Para esto invitamos a varios bailarines involucrados con el trabajo de improvisación en Caracas y formamos un grupo de investigación que se reunía periódicamente, con la finalidad de plantearse ejercicios, reflexionar y simplemente improvisar. Lo llamamos Laboratorio de Movimiento Espontáneo y en un inicio participaron: Inés Rojas, Rafael González, Daniela Pinto, Astrud Angarita, Vanessa Lozano, Rommel Nieves, Isabel Story, Hilse León y Rafael Nieves. Todos reconocidos bailarines a nivel nacional, con experiencia en el campo de la Improvisación. Esto se repitió posteriormente posibilitando la incorporación de más personas al proyecto.

Finalmente, en el año 2012, en acuerdo con las autoridades de la UNEARTE, junto a Hilse León (también profesora de UNEARTE), desarrollamos un proyecto que terminó decantando en los programas sinóptico y analítico de la unidad curricular de Improvisación que es de carácter obligatorio para la mención Intérprete en Danza Contemporánea a partir del año 2013.



Rafael Nieves
HACIA UNA DANZA PROPIA
Reflexiones en torno a la danza y los saberes marginales


[i] Danza Postmoderna o Nueva Danza. Terminología utilizada para identificar un conjunto de técnicas y posturas ante la creación a través de lo corporal, identificadas con la Improvisación, la técnica de soltura, la improvisación de contacto y otras tendencias asociadas a la exploración desde el cuerpo.

[ii] Improvisación. Herramienta desarrollada desde el trabajo expresivo, que posee enfoques diversos y cuya característica fundamental, reside en el estudio del cuerpo desde lo espontáneo como forma exploratoria.

[iii] Rocío Rovira. Creadora chilena, especializada en pantomima, radicada en Venezuela desde los años 70. Directora de la agrupación Teatro y Mimos de Venezuela y primera docente de Expresión Corporal del Instituto Universitario de Teatro - IUDET (1992).

[iv] Andreína Womutt. Bailarina venezolana y maestra de Danza Contemporánea, fundadora y directora de la agrupación Rajatabladanza. Profesora de Expresión Corporal del Instituto Universitario de Teatro entre los años (1993-1995).

[v] Angélica Escalona. Bailarina venezolana y maestra de Danza Contemporánea, fundadora y directora de la agrupación Thejadanzateatro. Profesora de Expresión Corporal del Instituto Universitario de Teatro desde el año 1993 hasta su desaparición en el año 2008.

[vi] Luís Viana. Maestro, coreógrafo e intérprete venezolano. Director Académico de los desaparecidos Instituto Superior de Danza e Instituto Universitario de Danza.

[vii] Martha Graham. Maestra, coreógrafa y bailarina norteamericana que, durante la primera mitad del siglo XX, marcó el desarrollo de la Danza Moderna a través de su trabajo.

[viii] David Zambrano. Maestro coreógrafo e Improvisador venezolano, radicado en Europa desde finales de los años 80. Creador de las técnicas Flying Low y Passing Through.

[ix] PARTS. Centro de estudios de danza ubicado en la ciudad de Bruselas, fundado en 1994 por la coreógrafa Anne Teresa De Keersmaeker y Bernard Foccroulle director de la Ópera Nacional De Munt/ La Monnaie.

[x] Enlaces donde se pueden apreciar, fragmentos de la obra "Twelve flies went out at noon", dirigida por David Zambrano, resultado del proceso en el cual participaron Hilse León, Isabel Story y Rafael Nieves de Caracas Roja Laboratorio.

 







martes, 21 de noviembre de 2017

HACIA UNA DANZA PROPIA 7/10


Una danza a la vista de todos

Las construcciones diversas. La danza como posibilidad. La organización desde el reconocimiento.

Vivir la danza con autenticidad, nos permite reconocer que existen otras opciones para generar discursos desde el cuerpo. Que delimitar un concepto de danza general y exponer esa idea como única, anula las potencialidades específicas que dan vida a cada trabajo o forma de asociación para la creación. Por ejemplo, entender que el concepto de danza aplica al ámbito de lo popular, lo tradicional, lo clásico, lo contemporáneo o las distintas formas existentes que surgen o no de la unión entre éstas, es fundamental para reconocerse entre ellas y más allá.

Acudimos entonces a lo contemporáneo en la danza como una construcción específica y múltiple.

Un ejercicio interesante es pensar como se ha ido conformando una Danza Contemporánea en el país, que desestima dichos límites y por la vía del hacer ha legitimado diversas formas de creación que asocian por ejemplo los saberes populares y tradicionales con la creación contemporánea, desde múltiples enfoques. En estos casos el anecdotario y la cotidianidad han ido engrosando las filas de las posibilidades en la representación. Es importante recalcar que las categorías antes expuestas fueron pensadas para mantener dichas formas en sus espacios respectivos. Organizados, jerarquizados y facilitar su estudio, comprensión y administración. Lo que ocasionalmente tiene eco en creadores produciendo encuentros y desencuentros desde categorías pensadas para ser distintas. Lo importante es que finalmente lo poderoso trasciende y el cuerpo se erige como fuerza originaria. Aunque por momentos se ha impuesto una comprensión del cuerpo que desestima las realidades creadoras y capacidades organizativas del país danzado, que no obedecen a su lógica.

El caso concreto de las formas de asociación para la creación en la Danza Contemporánea ofrece una posibilidad particular de reflexión. A un país organizado de manera puntual para el ejercicio de la danza como profesión, donde los grupos acostumbraban a reunirse diariamente para entrenar y ensayar en horarios y espacios específicos, a seguido un panorama compuesto por un par de espacios mantenidos por el estado en su totalidad para el ejercicio de la danza y un enorme archipiélago de múltiples formas de organización para la creación, el entrenamiento y la formación. Más allá de la valoración de esta eventualidad y las razones que trajeron consigo y mantienen esta situación, lo que nos importa es visibilizar las diversas formas de asociación que actualmente llevan adelante la danza en el país. Empecemos por decir que los creadores tienden a nuclearse en torno a los vínculos más estrechos, familiares, parejas y amistades, como forma de reconocimiento básica y que estos núcleos una vez consolidados, se expanden captando individuos interesados en sumarse a la construcción llevada adelante dentro de estas formas de asociación. En la mayoría de ellos, ha operado una visión que transita hacia otras formas de encuentro donde lo económico no es lo primordial y los valores como el compromiso, la solidaridad y el respeto, han sido fundamentales para la permanencia de los proyectos.

Otro punto de interés está en la denominación. La palabra que usualmente utilizamos para nombrar estas organizaciones es compañía, lo cual genera una tensión interesante, debido a que como es sabido la Danza Contemporánea en el país nunca ha sido rentable como negocio, pues este no es su fin último sino la creación, pero de alguna manera las agrupaciones se han pensado siempre bajo la visión de una pequeña empresa. Por otro lado, podría pensarse en compañía como un derivado de la palabra acompañar, lo cual en el caso de la danza es una cualidad notable si pensamos en que es mejor siempre danzar con los otros.

El caso es que tome el nombre que tome, proyecto, asociación, agrupación, grupo, proyecto, colectivo o compañía, el enfoque en que se sustentan las nuevas formas de asociación están relacionados aún más estrechamente con la empatía y la creación, bajo un esquema de valores que hacen posible una construcción en conjunto. Podría llegar a pensarse que se ha ido pasando progresivamente a un estado de supervivencia de la danza como forma concreta de expresión, pero siempre manteniendo la esperanza en una renovación de las formas en que se dan las relaciones entre los distintos elementos que la hacen posible.

Otro paso importante que se puede registrar es el reconocimiento del otro. Quizás es imposible desechar totalmente, el sentido competitivo que toma el tema del entrenamiento corporal entre los bailarines, pero de una u otra forma se ha atenuado el efecto de esa concepción del cuerpo y la percepción positiva sobre las capacidades del otro ha ayudado a aglutinar y contribuir con la organización. Pensando en la asociación como posibilidad de construcción, valoración de los logros y el reconocimiento entre iguales. Es así como surgen otras formas de organización más amplias, basadas en el trabajo en red.

Estas vinculaciones son posibles a través del reconocimiento del otro y del esfuerzo compartido para mantener el ejercicio de la danza. También por el fortalecimiento de la actividad asociada a proyectos comunes y por la posibilidad entendida, de coexistencia de múltiples visiones para la expresión del cuerpo en movimiento, múltiples conceptos de danza con una visión particular de lo propio.

Uno de los impulsos que llevan a que esto sea posible, es la superación del menosprecio entre distintos sectores de la danza hacia la construcción de formas diversas de asociación. La subestimación de la capacidad intelectual y organizativa de la periferia, genera ciertamente una sensación de desconfianza en los que tradicionalmente han habitado el centro formal-académico-administrativo. Lo otro organizado representa procesos de liberación y apropiación de espacios en la danza. En fin, el carácter socialmente subordinado de la periferia hacia el centro, usando como punto de partida referencias a la diversidad y prejuicios llega a ser desbordado. Generando la posibilidad del surgimiento de formas de asociación que respondan a cualidades particulares, que definan su alcance de acuerdo a la visión de sus integrantes, que obviamente se ven potenciados por las construcciones en común. La diferencia la hace comprender, reconocerse y asociarse.

Como disfrute de lo marginal podría enunciarse, la posibilidad de sentirse fortalecido en la creación, desde una visión de danza que obedece a una lógica propia.

Para visualizar una propuesta particular, usaremos como ejemplo a la agrupación Caracas Roja Laboratorio[i], mi espacio personal de creación, fundado en el año 2000 junto a Hilse León[ii], que nos ha permitido explorar no sólo corporalmente, sino diversas formas de asociación con creadores de distinta índole y experimentar con formas diversas de hacer obras y presentarlas ante el público. Para estos procesos hemos convocado en diferentes tiempos a una gran cantidad de creadores de distintas áreas, la mayoría bailarines de Danza Contemporánea. Algunos de los cuales han llegado a durar casi 10 años en la agrupación de manera intermitente. La formación que han recibido con nosotros ha sido complementaria a su formación general como intérpretes, toda vez que cada proceso implica el desarrollo de ciertas destrezas y es necesario estudiarlas en conjunto. Aparte de eso hemos ido conformando un entrenamiento básico que contiene una visión particular de movilidad, desarrollada a partir del estudio con diversas personalidades de la danza nacional e internacional. Las técnicas preponderantes en nuestro trabajo son la Improvisación, el Trabajo de Contacto y la llamada " Técnica de soltura"[iii].

Durante algún tiempo la mayoría de los que participaron en la agrupación fueron docentes en la Universidad Nacional Experimental de las Artes o estudiaban en ella, lo que nos permitió compartir saberes más allá de las horas efectivas de entrenamiento, ensayo y función. Casi todos desarrollaban además trabajos con otras agrupaciones o de manera independiente con otras formas de organización, además de dar clases y hacer trabajo de vinculación social. Lo más importante es que todos reconocimos que nuestro hacer en general enriqueció nuestro desempeño en Caracas Roja Laboratorio y como miembros de la comunidad universitaria.


Rafael Nieves
HACIA UNA DANZA PROPIA
Reflexiones en torno a la danza y los saberes marginales


[i] Caracas Roja Laboratorio. Agrupación venezolana de Danza Contemporánea fundada en el año 2000 por Hilse León y Rafael Nieves.

[ii] Hilse León. Creadora venezolana, Licenciada en Ciencias Sociales. Maestra de Danza Contemporánea e intérprete de Caracas Roja Laboratorio. Docente de la Universidad Nacional Experimental de las Artes.

[iii] Técnica de soltura. Terminología utilizada en Venezuela para reconocer una organización técnica de la danza que se basa principalmente en las nociones de relajación, soltura, conciencia del peso y alineación postural. Asociada generalmente al uso del piso como herramienta y a los principios de la Danza Postmoderna o Nueva Danza.

lunes, 20 de noviembre de 2017

De la Francisco de Miranda a la Urdaneta


Me parece que no estamos como para esto, pero igual me voy a lanzar.

1. El transporte público tiene múltiples posibilidades, pero las camioneticas que nos llevan y traen por la avenida Francisco de Miranda o por la Urdaneta o por la Libertador o por cuanto procer de la patria se nos ocurra parecieran tener en común un compendio total de esas posibilidades. Las hay con cortinas, con forros de asiento, con felpudo y zapaticos de bebé colgados del retrovisor. También he visto las que alardean del mejor sound system, luces led incluídas. A las que se les abren las ventanas y las que no, las que abren la puerta de atrás y las que no, las que eternamente huelen a gasoil y las que no, con colecciones enteras de aromatizadores inservibles colgando de los espejos e incluso con porta vasos y bandejitas de plástico donde organizar los billetes. Están esas que tienen pantallas que nunca prenden e incluso aquellas destartaladas por fuera pero equipadas con sistema de cámaras de vigilancia por dentro. Siempre con carteles que indican el costo del pasaje, casi siempre improvisado. Y por supuesto están las calcomanías, muchas, y con todo tipo de mensajes. Algunos, incluso contradictorios.

Siempre me he preguntado cómo es que sin importar el carácter o la actitud del conductor y el recolector la mayoría de nuestras camioneticas poseen una carga muy pronunciada de mensajes religiosos. Eso sí, conviviendo impunemente con calcomanías atrevidas. Porque por supuesto, cómo es que siendo un tipo rudo que conduce una Encava a todo trapo de municipio a municipio; dueño y señor de las avenidas de Caracas (tengan nombre de procer o no), va a andar por el mundo sin lo que podría ser una versión reducida y pegostosa de nuestros tan bien habitados almanaques de taller mecánico. Dime tú, ¿Cómo se rueda así?

Pero insisto, lo que me conmueve en sí es el amancebamiento de San Miguel Arcángel con la antepenúltima chica Polar. Y ojo no es que me moleste la chica Polar, ni mucho menos San Miguel, es sólo que estando apretado como va uno, con un calor abrazante que jamás sospechó cuando decidió ponerse el paltó en la mañana, sin tener otra opción que mirar hacia el frente, se comienzan a establecer relaciones perniciosas, como por ejemplo preguntarse por qué justamente dentro de la camionetica, al lado de nuestra tan bien dotada trigésimo novena chica Polar va San Miguel Arcángel, mientras que detrás de la ventana posterior y por el lado de afuera dejan siempre al Santo Niño de Atoche.

Y es que si uno se detiene por un momento en la figura de San Miguel, que demás está decir, se encuentra estampado con tinta blanca en cada uno de los salientes que cuelgan de esa especie de cenefa azul sucio que cuelga de las ventanas, si uno se fija bien, la verdad no tiene tantos méritos como se espera para ir al lado de la chica del almanaque. Ya sea la trigésimo novena o la quinta que por cierto debe andar rondando los sesenta años y no debe usar ya un traje de baño tan pequeño.

2. Decía que detenerse en la imagen de San Miguel no es tan sencillo como se quisiera. Más allá del hilo dental y las gotas de sudor rodando por los glúteos de la modelo. Porque sucede que ya estamos habituados. No es la iconografía alusiva al sexo la que discretamente se va colando en nuestra mente, como esa cosa que llamaban propaganda subliminal. Ya no, el almanaque/calcomanía es de al menos dos veces el tamaño del ángel. Lo subliminal aquí es el mensaje religioso. Como si operara una oscura forma de conversión donde sin saberlo, ahí apretujado, empaquetado como mercancía, alguna forma de inteligencia omnisciente estuviera aprovechando tus ganas de beberte la cerveza con la rubia del cuadrito, para hacerte recaer en la fe. Sea lo que sea que signifique esa peligrosa palabra.

Lamentablemente yo no soy de los que se dejan tan fácil y tercamente saco la cuenta del año del calendario y me pregunto cuántos hijos tendrá ya a esta altura la chica del afiche. Claro que también tengo mis argumentos. Y es que es demasiado sospechoso que justo a esa hora de la mañana se te aparezca un ángel tratando de pinchar a un pobre diablo al que le tiene montada una pata encima. Pero es que no resiste un análisis.

A ver, primero que nada, como ya dije antes el amigo con alas no reúne físicamente las condiciones atribuibles a algún ser capaz de dominar de forma tan eficiente a semejante bellaco como el que tiene pisado. Entonces uno intuye que detrás de todo hay algo más. Que nada puede ser tan simple como la pura aplicación de la fuerza bruta. Y entonces me pasa algo malo. Me acuerdo de Milán Kundera y El libro de la risa y el olvido, y tengo la necesidad urgente de acercarme al estampado de la cortinita sucia y permitirme comprobar si el diablo aun está riendo. Y ¡zas! se va todo al carajo. Porque o se está desconchando el estampado o el diablito desgraciado y musculoso se está dejando joder a propósito solo para soltar en nuestra propia cara, una carcajada descomunal. Fuerte, contagiosa. Y entonces también se me ríe Kundera en la cara, desde cuando le leí el libro y pensé que toda esa vaina de policía de pensamiento, de vecinos cooperantes y cosas que no pueden decirse había pasado en su cabeza, o nosotros las habíamos superado en los sesenta, o sólo le pasaban a los eslavos y a las repúblicas del este (y a los cubanos claro está).

Total es que la risa poderosa, incontenible y contagiosa del diablo, trata de ser imitada por los ángeles cuyo mandato es siempre ser mejores y ser bellos y ser buenos y plenos de sentido. Pero es tan correcta, que es una pobre risa. Una risa que lo que da es risa, dice Milán.

3. El tiempo en la camionetica se detiene o lo que es igual avanza cíclicamente. Yo por ejemplo siempre he tenido la fantasía de que circulan por la ciudad sin punto específico de retorno, sólo avanzan y avanzan hasta llegar al mismo punto. Si por ejemplo, tomáramos a nuestro diablo como referencia, podríamos pensar que estar ahí enlatado, con el calor y los cuerpos sin espacio, el aire enrarecido de tantos alientos juntos, la conclusión sería: -Nada mi pana, esto es un infierno. La única cosa es que no estaría Virgilio para guiarnos, porque además no hay donde ir. Es el infierno desplazándose con todo y diablo y chica polar y ángel con sandalias. Y nosotros por supuesto. En todo caso nuestro guía tendría que ser Milán. Y estaría bueno escucharlo mentando madre en checo, que es lo que uno hace cuando sabe que atravesaron una tarima en la Libertador y no hay paso hacía la Urdaneta. Pero mejor no seguir con este argumento porque como sabemos Kundera sigue vivo y Virgilio tuvo que morirse primero antes de aparecer en la Divina Comedia.

Lo que sí puedo rescatar es otro fragmento de El libro de la risa y el olvido, sobre todo como para justificar el análisis siguiente. Dado ciertas circunstancias en torno a las maravillas de la política y su relación con la gente que piensa distinto, nuestro autor narra en tono autobiográfico cómo para poder sobrevivir se vio en la necesidad de escribir horóscopos con un seudónimo. Horóscopos para comunistas en una revista juvenil. A nosotros ninguna reflexión en torno a esto nos tendría que afectar, sobre todo por ser una nación con libertad de culto, sincrética y postmoderna. Y socialista.

Bueno lo importante aquí es que para poder comer a partir de lo que generaba su intelecto, tuvo que ponerlo al servicio de la astrología. De manera que a mí se me ocurrió de pronto, en medio del frenesí estático y del sopor de nuestra concentración dentro de la concentración, echarle las cartas a la imagen estampada en la cortinita sucia. Y la verdad fue sorprendente descubrir lo mal enfocado que había estado mi pensamiento con respecto a dicha imagen. Agradecí profundamente que la devoción de mi abuela María estuviera más cerca del Sagrado Corazón, que de este señor que tenía al frente. Para empezar la única figura alada que trae el mazo de Marsella aparte del angelito cachetón que se asoma de entre las nubes en la carta de El Juicio, tocando su trompeta, es La Templanza. Y casualmente esta figura básicamente asexuada (aunque muchos la dan por una mujer con alas, lo cual no hace diferencia en el sentido de que la duda cabe) sostiene entre sus manos dos jarros de los cuales mana un líquido de uno al otro y representa justo eso, la concordia, el entendimiento, para nada la matazón que tenía yo al frente. Ahora el diablo que si tiene pezuñas y cachos y senos y también pene, es una maravilla porque representa básicamente al poder del cuerpo. El cuerpo dándose a sí mismo el mundo, lo cual obviamente es un peligro para cualquiera que lleve en una mano la espadota que tiene nuestro ángel "bueno y bello y pleno de sentido", en chancletas. Super hippie. Sobre todo si tomamos en cuenta que la espada en el mismo mazo de Marsella representa a la razón, a la cordura, el intelecto.

Vaya, vaya, lo que se encuentra uno en estas camioneticas tratando de entrar en el cerebro de uno. Nada más ni nada menos que a un ser que en apariencia trae concordia y entendimiento, blandiendo la razón para pisotear al cuerpo. Gua, ni Barthes. Menos mal que pude bajarme ya llegando a la Andrés Bello, que por lo menos era un pensador y un procer civil. Lástima que también tuvo que irse para Chile.

Rafael Nieves

domingo, 19 de noviembre de 2017

HACIA UNA DANZA PROPIA 6/10


Las sutilezas de lo propio

Habitar el margen como construcción. El valor de lo común. 

Una reflexión acerca de la danza vista desde sí, no puede dejar pasar el momento para exponer los hallazgos de los procesos personales o colectivos en el marco referencial en que se le estudia. En el caso particular de la Danza Contemporánea como forma de expresión y el cuerpo del intérprete como vehículo, este enfoque puede ser sumamente diverso y su presentación dilatada debido a la cercanía de estas experiencias y a la intensidad vivida. Lo importante es reconocer y atesorar, el valor de lo encontrado, aún a sabiendas que nuestras subjetividades nos velarán detalles que un tercero podrá poner en evidencia. Más sabiendo que podemos expresarnos al respecto con la propiedad de la experiencia vivida, y dejando además por sentado una visión o enfoque acerca de cómo nos gustaría ser percibidos por el otro.

Un aspecto interesante de esta perspectiva de análisis es por ejemplo, la posibilidad explícita que expresan algunos individuos de habitar el margen o la periferia como construcción. Con esto, nos referimos a un hecho que parte del reconocimiento de sí y se entiende como posibilidad, digamos como opción. No como recurso para que otro construya. Implica, cierto entendimiento de los diferentes factores que operan en la formación, creación y difusión de la Danza Contemporánea y entregarse a una ruta de creación de sí mismo a partir de otro espacio tanto físico, como simbólico diferente al centro. O simplemente reconocer la complejidad de cada realidad y asumirla como punto de partida para la creación. Desde una perspectiva formal/tradicional esto representa un alejamiento de la vía de los logros, el riesgo a perder oportunidades y no alcanzar el tan codiciado éxito. Desde el margen se dificulta más el acceso al intercambio constante con el centro legitimador, que se auto faculta la posibilidad de evaluar y administrar.

Es obvio que esta perspectiva privilegia una concentración de criterios en algunos pocos y tiende a desestimar lo que no reconoce. Si en cambio se mira desde un enfoque pluralista, donde no es ya uno solo el centro y se desconcentra la atención de acuerdo a las necesidades, el margen comienza a ganar un valor que supera las posibilidades cada vez más constreñidas de un centro abigarrado por estructuras necesarias para formalizar los procesos. Entonces así, se hace más beneficioso para los procesos creativos habitar las vías alternas, desde las cuales es más amable la relación con el hacer. Para esto son necesarias una cantidad de condiciones, pero estas no son unívocas, sino que se ajustan a las capacidades y a las necesidades de los creadores y su entorno. Reconocerse como parte de este espacio marginal o periférico, contribuye al fortalecimiento mutuo entre el creador y su entorno, tornando algo que es traumático para algunos, en una vivencia liberadora para otros. No podemos pasar por alto el hecho de que el trabajo de desconcentración se dificulta por la centralización de los recursos, pero muchas veces los entornos creativos diversos generan obras diversas y el desarrollo de las capacidades se ven potenciadas por la necesidad. Se suplen creativamente las carencias materiales, generando una ganancia enorme en cuanto a saberes relacionados con los alcances del oficio.

Un punto aparte merece la valoración sobre lo que se tiene, en el ámbito de la creación. Nos referimos a lo que nos es común, lo cotidiano, incluso lo familiar. El reconocimiento de lo propio como una posibilidad para la creación encaja a perfección, en la superación de las carencias de las que hablábamos anteriormente. En el espacio que reconocemos como propio está la esencia de lo que somos, de cómo nos entendemos y sobretodo cómo nos relacionamos con nuestra realidad. Por ejemplo la extrapolación del concepto de superación socio-económico al campo de lo cultural o del hacer, incluyendo a los creadores en danza, puede llegar a vaciar de contenidos las formas inherentes a lo propio, como sacrificio por la aspiración a ser lo que no somos y construir en función de dichas aspiraciones. Partiendo de esto, podríamos definir la creación en danza, por ejemplo, como la valoración estética de lo común a través de la expresión del cuerpo como parte de un espacio vital de reconocimiento.

Y es que la mayor virtud de lo común visto desde la creación, es que nos hace parte de un todo y nos suma a lo colectivo como núcleo formador de identidades.

Un paso más adelante en la construcción sobre lo común desarrollado en la periferia, es hablar de cómo las iniciativas individuales se circunscriben en necesidades colectivas de expresión, legando la posibilidad de generar obras en común con otros entes creadores, identificados con nuestras búsquedas y enfilados en construcciones similares. Esto evidentemente, nos fortalece y potencia el alcance de nuestros discursos.

Cuando este reconocimiento entre iguales se manifiesta, la creación adquiere nuevas dimensiones, porque no sólo proyecta a una individualidad, sino que refleja una visión de mundo compartida. La manera en que estos procesos han ocurrido, permite pensar en ellos como una fuente de saber. Un espacio donde la convivencia es posible y se expresa a través de la voz de los creadores. Podemos permitirnos pensar que estos saberes concretados a través del hacer, se convierten en fuentes referenciales y ayudan a sostener valores específicos. Las formas que adquiere la relación entre creadores y espectadores, las formas de asociación que surgen para cubrir esta necesidad y la manera como se dan estos procesos, son susceptibles de ser analizadas y valoradas como construcciones de saber.

En estos procesos suelen desdibujarse los roles y por lo general todos los involucrados participan creativamente, ejerciendo su capacidad de asociación por encima de otro tipo de cualidades. Las circunstancias en que se produce la danza va unida íntimamente a las necesidades de los participantes y el intercambio de saberes fluye libremente desde las posibilidades que brinda el entorno. El concepto de intérprete está ligado generalmente a su condición de creador interdependiente de su entorno, que se permite vivir en la danza desde un ejercicio holístico del oficio. No está demás plantear que desde esta visión los roles de intérprete, creadores y gestores como categorías lucen totalmente arbitrarias, porque denotan condiciones de las que cualquier participante del proceso es capaz.

Rafael Nieves
HACIA UNA DANZA PROPIA
Reflexiones en torno a la danza y los saberes marginales