viernes, 17 de noviembre de 2017

HACIA UNA DANZA PROPIA 4 /10


Destrezas marginales

Otras posibilidades de especialización del cuerpo. Sobre la técnica en danza. Sacar material. Formación, entrenamiento y búsquedas corporales como un todo.

La danza habita en el cuerpo y las capacidades expresivas de los individuos, pero existe una serie de experiencias que lo hacen un especialista del oficio. Esta es la sustancia de la que trata la técnica. Entender que la técnica va a desarrollarse en función del oficio es fundamental para comprender todo el cúmulo de saberes desarrollados desde la periferia, con el fin de proponer las visiones alternativas necesarias para el ejercicio de la interpretación, y así evitar la dependencia exclusiva, de estructuras formativas que se limitan a forzar el cuerpo en una dirección determinada, como opción única. De ahí la importancia de que cada proceso de formación y entrenamiento responda a un enfoque particular, que se origine de una propuesta y una visión de mundo. De lo contrario quedaríamos atrapados en una estructura que respondería a una expresión totalizadora, lo cual inhibiría el desarrollo múltiple de los discursos. Siendo así, el vehículo a través del cual se expresa el cuerpo quedaría conformado por una materia uniforme, inflexible y con pocas posibilidades de desarrollo. De ahí la necesidad de reconocer las infinitas formas sobre las cuales se sustentan los procesos formativos de entrenamiento y creación asociados a la Danza Contemporánea.

Al inicio fue así. Y este problema, aunque parezca abrumador, es el origen de la expresión contemporánea en la danza. Que la Danza Contemporánea no es una, sino muchas. Casi tantas como creadores y responde a una necesidad de expresión particular. Que la técnica no puede estar disociada de la creación y que contiene un alto componente emocional. Si la técnica será mi forma de encuentro con el cuerpo para la danza y si la danza es en el cuerpo como un todo, ¿cómo no voy sentir empatía o rechazo por tal o cual enfoque técnico?

Las destrezas de un intérprete formado en la periferia se potencian a partir del uso dinámico y flexible que debe hacer de las herramientas adquiridas, lo que le permitirá ejercer en el campo de la danza, vivir en la danza, desde una posible toma de decisiones en cuanto al enfoque de su formación y entrenamiento.

Visto así, las técnicas deberían ser herramientas capaces de acercarnos al disfrute del cuerpo y a su posibilidad como un todo especializado para la expresión. Por un lado, apto para entender nuestras capacidades y por otro capaz de acortar la distancia con nuestro objetivo de ser en la danza. Un instrumento para nuestro empoderamiento como creadores.

Existe además un conjunto de tradiciones corporales inherentes al ejercicio de la Danza Contemporánea, que son esenciales, como lo es la relación permanente con nuestras capacidades a partir del entrenamiento. Estas, van ligadas íntimamente a la técnica como herramienta, ya que la misma delimita y expone las posibilidades hacia donde se proyecta el desarrollo de las capacidades de los intérpretes. Otro tanto pasa con la formación y la exploración creativa. Entonces la técnica se nos presenta también como un "espacio de acuerdo" entre los creadores/intérpretes y sus capacidades, como un instrumento de mediación con sus realidades.

En cuanto a la exploración creativa y los acuerdos tácitos, existe uno que particularmente se ha ganado un espacio propio dentro de los procesos creativos en danza. Este es lo que informalmente llamamos "sacar material". Generalmente se refiere a la posibilidad que tienen los participantes de los procesos de creación en danza para introducir información física dentro de las obras. El uso de este recurso tiene una infinidad de enfoques, pero hay uno en particular que podría ayudarnos a comprender su poder como herramienta. Me refiero a la posibilidad de establecer al intérprete como creador, es decir desde cierto punto de vista como coautor de las obras. Como es de esperarse esto varía según la intensidad y alcance de los proyectos, pero en general es una buena representación del tipo de herramientas-vínculos que contribuyen al empoderamiento de los intérpretes con sus capacidades expresivas y el desarrollo de sus destrezas.

Estas destrezas, a medida que se desarrollan, van entretejiéndose como parte de una forma de comprender y relacionarse con el mundo, que obedece al enfoque de la formación del intérprete, es decir van siendo moldeadas desde la técnica. Llevando por consiguiente a la inserción de éste en una categorización que responde a formas estructuradas de entender los saberes del cuerpo y que casi siempre revelan criterios discriminatorios jerarquizados. Como ejemplo de esto tenemos lo que ocurre a todas voces en la relación entre lo tradicional, lo contemporáneo y lo clásico dentro del ámbito académico.

En el caso específico de las técnicas en la Danza Moderna y Contemporánea, podríamos decir que en nuestro contexto dicha distinción se hace por un proceso de comprensión histórica y no aporta mayor entendimiento a los procedimientos desde el cuerpo específicamente y el hacer en la actualidad, donde el proceso creador se permite echar mano de cualquier herramienta, sin distinción de origen. El término Danza Moderna se usa generalmente para designar, por ejemplo, el estudio técnico de la danza durante una época específica donde se elaboraron sistemas de entrenamiento concretos, contentivos de secuencias específicas de movimientos y cuyo estudio se aglutinó en torno a individualidades que propiciaron su desarrollo particular. Actualmente, la mayor parte de los bailarines entiende que su formación se da en el marco de una concepción de cuerpo que exige disciplina, sistematización y que eso está presente en cualquier enfoque formativo así sea autodidacta. Ese límite histórico es tan relativamente cercano, que aún se puede acceder a ese entramado de formas de manera directa, viajando a los centros de formación que hacen parte del legado del que hablamos. Pero ese tipo de categorías no se corresponde a nuestras necesidades, ni tampoco una ruptura posterior en el seno de la Danza Contemporánea que se suele conocer como Nueva Danza o Danza Posmoderna.

Nuestro interés central es poner al relieve como esos saberes una vez legados al hacer en nuestros contextos específicos, fueron resemántizados y legitimados desde otra óptica, donde sirven como punto de partida para la elaboración de estrategias inéditas de formación, creación u organización para la danza.

Desde esa perspectiva no es tan importante, ni tan Moderno, ni tan Contemporáneo, sino que habita un sitial específico ubicado desde la necesidad expresiva de, llamémoslo así, una experiencia mestiza, una versión criolla de lo técnico, que adquiere las características particulares de cada entorno donde se desarrolla. Desde ese punto de vista, generalmente la relación con estas categorías formales en lo referente a la técnica, no son más que ecos de una tradición poco conocida, la versión de una versión.

En cuanto a la Nueva Danza, concepto no tan nuevo en nuestro hacer, al igual que lo Moderno y lo Contemporáneo, ha ofrendado nuevas estrategias y herramientas para la construcción de la danza que ha habitado el margen y que se ha permitido a su vez rebasar las formas asociadas a la creación y formación que lograron imponerse durante largo tiempo en nombre de dicha tendencia. Ya nadie se siente tan posmoderno, y lo que en un momento fue innovador, representa ahora sólo una visión particular más dentro de las posibilidades que nos ofrece el gran entramado de metodologías para el entendimiento del cuerpo y la expresión en danza, siendo la calificación de Danza Contemporánea la que aún se usa en casi todos los niveles y que nos ayuda a identificar una forma de expresión siempre cambiante. Visto así, la necesidad de clasificación luce como una moda o forma de deslegitimación de saberes.

Entre las construcciones dancísticas existentes en el país, algunas se han destacado dentro de las posibilidades para potenciar lo que somos. Cada creador se ha posesionado de las herramientas habidas, haciendo el uso necesario de las mismas. Es importante resaltar que, desde sus orígenes, la Danza Contemporánea ha tenido como finalidad la libre expresión del cuerpo de los individuos y que lo que ha variado ha sido la comprensión de esa libertad y las herramientas usadas para su desarrollo. En otras palabras, las versiones criollas o mestizas de las técnicas siguen teniendo el mismo objetivo que los fundadores iniciales de esta posibilidad expresiva. Independientemente de la capacidad que cada creador haya asignado a cada herramienta concreta y a que en muchos momentos esta libertad haya sido confinada a una construcción específica sobre lo corporal.

 Rafael Nieves
HACIA UNA DANZA PROPIA
Reflexiones en torno a la danza y los saberes marginales


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