lunes, 16 de mayo de 2016

¿Con quién la danza?

En estos momentos en que es tan fácil doler, voy a permitirme hablar de amores. Pero no de los amores absolutos como el de mis hijos, el de familia o el que se tiene por la mujer amada. Quiero hablar de mis amores de la danza, que es como decir de la vida. Vida que transcurre y a veces es buena y a veces es mala. Pero siempre es vida y es danza.

Danzar se dice tan fácil como amar o vivir.

Cuando me pregunto con quién, lo que estoy es preguntando por amores. Por gente que puede estar tan cerca que se funde en un nosotros, simple y poderoso. Gente con quien vivimos la danza. No creo que se pueda crear sin amor. Lo otro es destrucción y en el cuerpo, para eso ya se tiene el tiempo.
Fotografía Jonathan Contreras
Aquellos que viven procesos de creación desde el cuerpo, tienden a reconocerse como propios. Y así a partir de cada propuesta, encuentro y experiencia, nacen vínculos y solidaridades; membrecías complejas que obedecen a los encantos del esfuerzo y a las búsquedas comunes. Estos amores van engranando y distendiendo redes de iguales, donde lo importante más allá de las capacidades es la comprensión del otro. La obra termina siendo el fruto, la materia inacabada que pende de uno y de todos.

Imagino entre los míos una red de creadores infinita, que enlaza cada aspecto sustancial de nuestras vidas. Donde cada uno cumple un rol indispensable y no existe esfuerzo menor.

Fotografía Víctor Alexandre
Creo que cada encuentro, está asociado a una posibilidad. Que somos en esos momentos porque estamos dispuestos para. Es tan fácil vivir, danzar, amar de esta manera porque nos sabemos en el otro, somos una parte suya. No necesitamos excusa para estar. Visto así, es absolutamente comprensible el dolor de no estar dentro de un proceso determinado; de perderse en el anhelo por una experiencia o un alguien. Pero como cualquier otra, ésta es tan factible como la ineludible posibilidad de muerte. Lo cual no hace más que habilitarnos para continuar la búsqueda.

La danza nos ofrece una infinidad de vías para ser 
y para preguntarnos por ese ser.

Es ahí donde vuelvo a mis amores, mis cariños de la danza. Constituyéndonos juntos como posibilidad. Sobre todo en estos momentos en que es tan fácil desdibujarse. Y los encuentro; tantos y tan diversos, que podría pasar siglos catalogándolos por formas, olores e intensidades. La más de las veces en salones con piso de madera y espejos. Pero muchos más en la vida. Todos en su ruta, como es normal. Algunos instalados en el hogar que es la danza. Hasta que juntos nos vemos crecer y partir. En medio de dichas y desgracias, pero casi siempre mucho más sabios.

La pregunta por los quienes, es fundamental en la resolución de la danza. Porque la danza se hace con gente. Gente amada preferiblemente. Gente con la que hemos elegido vivir, amar y danzar.
Rafael Nieves

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